El feminicidio o femicidio es el
homicidio de mujeres motivado por su condición de mujer. Se trata de un término
más específico que el de homicidio y serviría para dar visibilidad a las
motivaciones últimas de una mayoría de los homicidios de mujeres: la misoginia y
el machismo; siendo «la forma más extrema de violencia contra la mujer».
El feminicidio es el crimen
contra las mujeres por razones de género. Es un acto que no responde a una
coyuntura ni actores específicos, pues se desarrolla tanto en tiempos de paz
como en tiempos de conflicto armado y las mujeres víctimas no poseen un perfil
único de rango de edad ni de condición socioeconómica. Sin embargo, existe
mayor incidencia de la violencia en mujeres en edad reproductiva. Los autores
de los crímenes tampoco responden a una especificidad ya que estos actos pueden
ser realizados por personas con quienes la víctima mantiene un vínculo
afectivo, amical o social, como por ejemplo familiares, parejas, enamorados,
novios, convivientes, cónyuges, exconvivientes, excónyuges o amigos. También es
realizado por personas conocidas, como vecinos, compañeros de trabajo y de
estudio; de igual forma que por desconocidos para la víctima. Asimismo, puede
ser perpetrado de manera individual o colectiva, e incluso por mafias
organizadas.
El término feminicidio se está
extendiendo, principalmente, en América Latina y el Caribe, siendo la
castellanización de feminicide acuñado por Diana Russel y Jill
Radford en su textoFeminicide. The politics of women killing, de 1992.
Flora Tristán, haciéndose eco de
movimientos feministas, considera que la aceptación y extensión del término feminicidio permitiría
evidenciar mejor la magnitud de este tipo de violencia contra la mujer, sería
un tipo de homicidio específico en el que concurren causas históricas y que
actualmente supone un grave problema social.
Los datos recogidos por el Centro
de Mujeres de Perú (CMP) referidos a los años 2003, 2004 y 2005 revelaron que
más del 64% de las víctimas de feminicidio mantenían una relación
afectiva con el agresor; y únicamente el 12% de estos agresores eran
desconocidos para el entorno de la víctima.
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